FERNANDO LUGO, NUEVA FICHA DEL PLAN COLOMBIA
FERNANDO LUGO, NUEVA FICHA DEL PLAN COLOMBIA-
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FERNANDO LUGO, NUEVA FICHA DEL PLAN COLOMBIA
Originalmente, el Plan Colombia había sido una propuesta del ex presidente Andrés Pastrana, quien proclamó como sus objetivos revitalizar la economía y la sociedad colombiana, buscar caminos para la paz y el reto del narcotráfico. Poco después, las intenciones se hicieron más evidentes. El Plan Colombia tardó poco tiempo en convertirse en una estrategia de dominación de Estados Unidos para Sudamérica. Más del 83 por ciento de los fondos entregados por Washington, que sólo en el año 2006 superaron los 1.200 millones de dólares contando el dinero de la Iniciativa Andina contra las Drogas, van a las fuerzas militares y policiales colombianas para sus operaciones contra el narcotráfico y las FARC.
El Plan Colombia derivó, durante la administración Bush, en un anexo de la guerra contra el terrorismo que promovía Washington, extendiendo su influencia al terreno de la explotación petrolífera y amenazando con extenderse a toda la región, incluidos los países del cono sur y la región andina de Panamá.
Desde el año 2001, es conocido también el Plan Balboa, un ejercicio militar simulado de las Fuerzas norteamericanas, que pretenden invadir Venezuela con el apoyo de la OTAN, con participación de bases militares estadounidenses de Panamá, Colombia, Puerto Rico y Curazao. El objetivo principal es el estado de Zulia, pero también las zonas fronterizas con Colombia de Táchira y Apure, pera lograr el control sobre el petróleo venezolano.
CAMBIO DE BLOQUE, TENTACIÓN INCONFESABLE
Con la visita el 9 y 10 de marzo próximos, que realizará Jaime Bermúdez, canciller de Alvaro Uribe al Paraguay, se estrecharán los vínculos en materia de acuerdos represivos y anti-bolivarianos entre el cura Fernando Lugo y el gobierno de Bogotá.
El canciller paraguayo Héctor Lacognata agradeció la cooperación colombiana por haber facilitado y autorizado la utilización de documentos del relacionamiento entre las FARC y el Partido Patria Libre de Paraguay, un grupo de izquierda marxista que ha denunciado la farsa luguista de usurpar la representación política de izquierdas para llevar adelante un proyecto conservador.
Con estos documentos, el gobierno del cura acata las órdenes de la derecha: lograr extradición de militantes de izquierda refugiados en Brasil. Al mismo tiempo, se consolida el frente conservador y anti-bolivariano entre Lugo y Uribe.
El gobierno del cura Lugo ya ha realizado varias transacciones comerciales en materia de armamentos con Uribe, además de recibir asistencia en materia de instrucción de represores por parte de Estados Unidos y Colombia, para llevar adelante una caza de brujas contra la izquierda marxista en Paraguay.
UNA CAPITULACIÓN INCONDICIONAL
El sociólogo alemán Heinz Dieterich afirmaba en un artículo publicado a mediados del año 2008, que el discurso del Presidente Hugo Chávez sobre las FARC era equivalente a la demanda de su capitulación incondicional ante el proyecto continental de Washington.
La rendición se producía, según la lectura de Dietrich, ante el futuro incierto de la revolución cubana y debilitamiento de sus principales aliados como los Kirchner en Argentina, muy ocupados en lidiar con los traficantes de granos y personeros de Monsanto, todo lo cual le llevaría a congelar el antiimperialismo y convertir a su revolución bolivariana en un reformismo al estilo del New Deal –uno más entre tantos en la historia de Latinoamérica-, pactar con Barack Obama, Sarkozy, Merkel, Zapatero, Berlusconi y Browne, sacrificando en esa jugada mundial a las FARC y a Irán.
La coyuntura era leída hace año y medio por Chávez, como un triunfo de la ofensiva de dominación continental de Washington, catalizado por la ceguera estratégica de los gobiernos latinoamericanos y del carácter cortesano de su intelectualidad, esto último algo grotescamente notorio en Paraguay.
Aboga a favor del análisis de Dietrich la forma en que fue saludada la victoria del cura Fernando Lugo, presentado por el aparato propagandístico de la prensa adicta al imperio como “un nuevo triunfo de la izquierda”, aunque en realidad constituya una nueva victoria de los planes continentales de Washington, que ha logrado domesticar a la izquierda con donaciones de USAID, NED y hoy propicia castrarla de su antiimperialismo para llevarla al extremo vegetariano e inocuo del espectro político, como ya lo hizo con éxito en los casos de Chile y Uruguay, en el primero de los cuales acaba de producirse el triunfal regreso de la derecha. Si anteriormente el imperio aplicaba el fascismo preventivo convocando a los generales para controlar la desestabilización creada por las tensiones sociales, hoy aplica una socialdemocracia preventiva totalmente inofensiva que ha logrado convertir en satélite de Washington.
Eso mientras se espera el retorno de los conservadores en Brasil, país que como decía Kissinger, arrastra con su inclinación a toda Latinoamérica.
LA FICHA QUE HIZO TUMBAR EL TABLERO
Fernando Lugo, siempre en la tierra de nadie, pudo pasar de un bloque internacional a otro en cuestión de minutos, y de hecho lo hizo. Sin mayores escrúpulos arrojó a los leones a sus antiguos aliados políticos del Partido Patria Libre, la Organización Campesina del Norte y el Ejército Popular paraguayo, y se subió al carro de los vencedores, conducido por Alvaro Uribe.
Pero Lugo no fue una ficha cualquiera. Fue la que con su peso hizo caer a las del propio bloque que apostó todo por él.
A la vista de las evidencias de la realidad, hoy más que nunca queda en claro que el cura Fernando Lugo, como lo dijimos muchas veces, fue apenas una ficha más al servicio de Washington, proveniente de una idílica burguesa república prolífica en fantoches a troche y moche, donde más que en ninguna parte la bandera que flamea en la embajada norteamericana debería ser como alguna vez la describiera Mark Twain: con las rayas blancas pintadas de negro y las estrellas sustituidas por un cráneo y dos huesos cruzados.
Está más que claro que en América Latina la literatura anti-imperialista que fundaran John Hobson y Lenin, a principios del siglo XX, ha quedado reducida a pura antigualla.
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