PT y Partido Comunista contra Terrorismo Fernando Lugo
FERNANDO LUGO: RECHAZAN REEDICIÓN DEL TERRORISMO DE ESTADO
CONTRA LA REEDICIÓN DEL TERRORISMO DE ESTADO DESDE COLOMBIA
Los pueblos paraguayo y latinoamericano deben estar alertas al papel que cumple el gobierno actual de Colombia en América Latina.
Los representantes de los poderes fácticos dentro y fuera del gobierno, así como los desubicados o mal informado (dentro y fuera del gobierno) ponderan, elogian y agradecen a los asesores militares y policiales de la dictadura terrorista de Álvaro Uribe, en tanto cuestionan y piden la destitución del general de ejército Luis Bareiro Spaini, Ministro de Defensa, quien es un digno defensor de la soberanía nacional contra la intromisión de potencias extranjeras en nuestras cuestiones internas y un leal partidario de los cambios democráticos, patrióticos y progresistas que eligió nuestro pueblo el 20 de abril de 2008.
La histórica injerencia norteamericana en la región, es una constante que viene padeciendo nuestro continente, sojuzgado desde los albores de su independencia política por los imperios de turno que dominaron el mundo. En esos años, el Imperio capitalista británico, y desde principios del siglo XX, por el imperio capitalista norteamericano.
En función a esos propósitos colonialistas, así como ese primer imperio utilizó gobiernos serviles para sacrificar a nuestros pueblos, y en particular a nuestro país en la guerra del ‘70, hoy Colombia está cumpliendo el papel de enclave para ejercer un forzado y criminal control a los nuevos intentos de liberación en nuestra sufrida Latinoamérica.
El gobierno actual de Colombia, cercenando su soberanía, abrió desde hace tiempo sus puertas a la instalación en su territorio de bases militares norteamericanas y desde ahí, so pretexto de luchar contra el terrorismo, expande hoy la política criminal implementada en su territorio.
Esa socorrida justificación de luchar contra el terrorismo exportando su malsano modelo a países como el nuestro, sin embargo, no tienen ni el sustento ni la eficiencia ni la autoridad moral para dictar cátedras de lucha contra el terrorismo. Colombia es un país que tiene seis décadas de guerra civil y no puede resolver el problema endémico de la violencia, que estremece de pánico a toda su población.
El gobierno actual de Colombia, cuyo presidente estuvo apuntalado desde su campaña por el narcotráfico, como demuestran los documentos desclasificados del Archivo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (1) que dan cuenta de sus conexiones con el capomafioso Pablo Escobar Gaviria, está montando un dispositivo criminal de paramilitares que se dedican a masacrar a ciudadanos que no condicen con la política entreguista del mismo en el presente. Desata y promueve hordas de descuartizadores de seres humanos a lo largo y ancho del pais. Cientos de niñas y niños de las zonas marginalizadas y rurales de todo el país, son obligados de manera abominable a la práctica de aberraciones y vejaciones en lo que han dado en denominar sus “PRUEBAS DE FUEGO”.
En esa atmósfera infernal han sido asesinados impunemente por esas hordas del terror, miles de dirigentes sindicales. Hace apenas unas semanas fue encontrada una fosa común con 2000 cuerpos descuartizados en La Macarena, departamento del Meta, sin que muchas de las emblemáticas organizaciones de Derechos Humanos ni los medios de comunicaciones se hayan hecho eco de lo que es considerada la mayor fosa común de la historia contemporánea del continente americano.(3) Desde 2005 el Ejército, desplegado en la zona, ha estado enterrando allí miles de personas, sepultadas sin nombre. Esto es un asunto grave para el Estado Colombiano, pero sus mass-media, y los mass-media internacionales, cómplices del genocidio, que se han encargado de pasarla casi totalmente bajo silencio, cuando para encontrar una atrocidad parecida hay que remontarse a las fosas nazis.
En Colombia, la Estrategia Paramilitar del Estado Colombiano, combinada con el accionar de policías y militares ha sido el instrumento de expansión de Latifundios. El Estado colombiano ha desaparecido a más de 50.000 personas a través de sus aparatos asumidos (policías, militares), y de su aparato encubierto: su Estrategia Paramilitar. (2) El Estado colombiano es el instrumento de la oligarquía y las multinacionales para su guerra clasista contra la población: es el garante del saqueo, la Estrategia Paramilitar se inscribe en esa lógica económica.
La más vergonzosa entrega del territorio al imperio norteamericano, es la anuencia del gobierno de Uribe a la instalación de siete bases militares norteamericanas, que no tienen otro propósito que desde ahí controlar e impedir que los gobiernos progresistas de Venezuela, Ecuador y Bolivia puedan consolidar sus políticas autonómicas libres del arcaico colonialismo capitalista.
Desde el gobierno colombiano, nuestro país está incursionado por efectivos policiales, militares y de inteligencia con los auspicios de EEUU, siempre con el pretexto de combatir el terrorismo, desde la ineficiencia, que a la luz de las evidencias más que combatir el terrorismo, desatan el mismo clima de terror de Colombia, persiguiendo y reprimiendo a dirigentes sociales.
Convocamos a toda la ciudadanía a una posición frontal contra esta afrenta a nuestra soberanía, porque si la misma cobra fuerza, volveremos a los oscuros capítulos de crimen y luto que ha desatado el terrorismo de estado stronista con los auspicios de los EEUU.
Ya mucho ha sufrido muestro pueblo y los demás de Latinoamérica con el fascismo imperial norteamericano a través de dictaduras militares y si no impedimos a tiempo, corremos el grave riesgo de repetir esa macabra historia.
¡FUERA FUERZAS TERRORISTAS COLOMBIANAS DE NUESTRO SUELO!
ABAJO LA REEDICIÓN DEL TERRORISMO DE ESTADO EN EL PARAGUAY!
VIVA NUESTRA SOBERANÍA!
PARTIDO COMUNISTA PARAGUAYO
Asunción, 4 de marzo de 2010
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