Así como se ha dicho que la cobardía es la madre de la crueldad, es frecuente que el cobarde se llame a sí mismo prudente, como sentenciara Publio Siro. Tal es el caso de los tribunos, instituciones y opinión pública que se ha silenciado en Paraguay con respecto a los abusos sexuales a menores indigentes cometidos por el clérigo-presidente Fernando Lugo, agravados por el hecho de que los perpetró siendo ministro y jerarca de la iglesia católica. Lo mismo podríamos decir de los responsables de proteger los derechos de las víctimas, que si algo han logrado es obtener la aceptación social de la poligamia, misoginia, el estupro y la violación en Paraguay, con su deleznable discurso que minimiza los abusos del falso obispo. La detención del afamado director Roman Polanski en una celda común, en un país donde no existe la impunidad para estos cobardes delitos, es la prueba sin atenuantes de la baja catadura moral de quienes defienden a Fernando Lugo. A propósito, intentando en alguna medida romper el silencio, viene al caso recordar estos testimonios de las víctimas, que no se merecen el silencio mediático que buscan imponerles. VÍCTIMAS DE POLANSKI Y FERNANDO LUGO EL CASO POLANSKI El siguiente testimonio corresponde a una transcripción realizada en marzo de 1977, del jurado que evaluó la demanda realizada contra el director de cine, Roman Polanski, en la que el padre de una menor aseguró que el polaco-francés le dio substancias ilegales a su hija, de 13 años de edad, para mantener relaciones sexuales con ella. El 10 de marzo de 1977, Polanski recogió de su casa a una joven de 13 años de edad y la llevó a la casa del actor Jack Nicholson para que realizara un trabajo de modelaje. La menor, identificada como Samantha Geimer, testificó que el cineasta le sirvió champagne y le dio parte de la droga Quaalude, antes de tomar un baño con él, desnuda. No había nadie más en dicha casa. La presunta víctima aseguró que después de tomar el baño, Polanski la metió al cuarto más cercan y la echó en la cama. Menor: Yo le dije que era mejor que me vaya a mi casa, porque tenía mucho miedo. Abogado: ¿A qué le tenías miedo? Menor: A él. Después, él se sentó al costado mío y me preguntó si yo estaba bien. Abogado: ¿Y qué le respondiste? Menor: Le dije 'no'. Abogado: ¿Y qué dijo él? Menor: Él dijo: Tienes que estar mejor. Abogado: ¿Qué pasó después? Menor: Él me besó, aunque le dije que no lo haga. Después que Polanski la besara, la presunta víctima afirmó que él inició a tener sexo oral con ella. Menor: Yo quería llorar, tenía mucho miedo. Abogado: ¿Y qué dijo él? Menor: No recuerdo qué dijo. La presunta víctima testificó que, después de ello, Roman Polanski mantuvo relaciones sexuales con él. Menor: Él me preguntó: ¿Estás usando algún método anticonceptivo? Yo le dije: No. Él me dijo: ¿Cuándo tuviste tu última menstruación? Yo le dije: Hace una semana, no estoy segura. La presunta víctima afirmó que, después de lo sucedido, ella se vistió y esperó dentro del automóvil de Polanski para que él la llevara a su casa. Antes de llevarla a su hogar, Polanski le dijo que mantuviera en secreto lo que había sucedido, según contó. Vale recalcar que esta información fue recogida por la Prensa Asociada, de la transcripción realizada ante un jurado en el caso de 'The People of the State of California v. Roman Raymond Polanski'. EL CASO LUGO Benigna Leguizamón (26), responsable de la demanda por filiación en contra del presidente Fernando Lugo, contraatacó ayer denunciando al ex obispo de haberla sometido sexualmente. “Lugo me violó”, afirmó la denunciante. La mujer sorprendió a todos cuando relató que un día, el entonces monseñor Lugo, la hizo buscar por su chofer, quien la llevó hasta el Obispado de San Pedro, alegando que el obispo estaba enfermo. Sin embargo, según comentó, al llegar Lugo la encerró en su habitación y la forzó a tener sexo con él. “El Obispado era de dos pisos, me encerró bajo llave en una habitación y allí me sacó la ropa a la fuerza y me sometió sexualmente. No había cómo escapar de él”, comentó. VIVIANA CARRILLO No menos escandaloso es el testimonio de Viviana Carrillo, donde expresaba que su relación con Lugo se había iniciado siendo ella menor de edad. "Siendo muy joven aún (tenía 16 años), aproximadamente en el 2000; y al tiempo en que realizaba mi preparación para realizar mi confirmación dentro de la religión católica en la cual fui bautizada por mis padres, conocí al Obispo Fernando Lugo en el Departamento de San Pedro de donde soy originaria; cuando vivía en la casa de la señora Edith Lombardo de Vega", señala el escrito. Continúa explicando que aparte de acompañar a la demanda con fotografías y el certificado de confirmación firmada por el entonces obispo, "desde aquella tierna edad, el demandado me sedujo, y empezamos a tener un relacionamiento amoroso, el cual se inicio porque él se quedaba a dormir en la casa de mi madrina Edith Lombardo de Vega en la localidad de Choré, en cuya casa también vivía yo". "Todo se inició una vez cuando le llevé las ropas de cama a su habitación, y al preguntarle si necesitaba algo más, el me dijo que sí, que a mí era a quien él necesitaba, siendo a partir de ese momento constante su acoso, hasta que debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos un hogar, habiendo sido él mi primer y único hombre", detalla la demanda. Explica luego que "poco tiempo después, al sospechar mis padres y mi madrina lo que estaba ocurriendo, todos mis familiares y personas cercanas me dieron la espalda, diciéndome que eligiera vivir en el pecado (por estar con un sacerdote) o que me arrepintiera y me olvidara por completo de lo que había pasado". La mujer relata luego que el motivo que detonó su demanda fue la desatención en la que Lugo tenía al hijo y expresa que una vez discutiendo sobre el asunto "me dio un golpe en la cara", molesto porque le dijo que al parecer él no quería al niño. |
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